Navidad parroquia San Luis, Peten 2018
Que esta navidad sea un tiempo de comunidad de vida familiar, fortalecida por la fe, la misericordia y la esperanza e el Emanuel, Verbo hecho carne, hecho historia entre nosotros.
Para llevar a celebrar la fiesta de navidad, que es la fiesta de la venida de Dios en nosotros, inicios un recorrido acompañando en el camino a María y José, así como Dios preparó al pueblo de Israel para recibir al Salvador, con las posadas en los diferentes barrio y aldeas del municipio.
foto padre Enrico Cordioli
En la cueva de Belén, descubrimos que la vida de Dios puede entrar en nuestros corazones y habitar allí. Si damos la bienvenida a ese regalo, la historia cambia, empezando por cada uno de nosotros. Por una vez, Jesús mora en nuestro corazón, el centro de la vida ya no es mi ego voraz y egoísta, sino el que nace y vive por amor. Entonces, cuando entramos en el establo, sintiendo en la tierna pobreza del recién nacido Niño una nueva fragancia de vida, el olor de la simplicidad, preguntémonos: ¿Realmente necesito todos estos objetos materiales y recetas complicadas para vivir? ¿Puedo manejarme sin todos estos extras innecesarios y vivir una vida de mayor simplicidad?
Sin olvidar que parte de este día que es navidad La Sagrada Familia de Nazaret es el prototipo de toda familia cristiana, el verdadero modelo de un hogar cristiano. El Hijo de Dios vino al mundo rodeado del amor de María y José. La Sagrada Familia irradiaba amorosa armonía y paz. Nuestras familias están llamadas a imitar el ejemplo de la Sagrada Familia.
foto padre Enrico Cordioli
Lamentablemente, la vida familiar actual a veces se ve
empañada por la falta de armonía y la división. Pero incluso en situaciones de
discordia familiar, la Sagrada Familia puede dar esperanza a las personas.
Invocando la protección de María y José y la gracia de nuestro Señor Jesús, las
familias pueden fortalecerse y renovarse. Pero esto requiere fe. Requiere
apertura a la gracia de Dios y cooperación con esa gracia. Dios debe tener un
lugar prominente en el hogar de toda familia verdaderamente cristiana y ser el
centro de cada hogar.
Todos los seres humanos fueron creados a imagen y
semejanza de Dios, creados para amar. La plena realización humana solo se
produce cuando amamos, cuando hacemos un don sincero de nosotros mismos a los
demás. ¿Dónde aprendemos a hacer esto? ¡En la familia! La familia es el entorno
privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor. Cuando esto no
sucede, hay mucho sufrimiento. Esta es la razón por la cual la Iglesia es tan
constante en su insistencia en la importancia de los matrimonios buenos y
saludables y la vida familiar fuerte
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